DEPRESIÓN ENCUBIERTA ¿CÓMO DETECTARLA?
¿Qué es la depresión encubierta?
Debido a la conciencia social que se está tomando en los últimos años acerca de las enfermedades mentales y principalmente de los trastornos del estado de ánimo, cada vez existe más información al alcance de todos, no solo de profesionales, de enfermedades como la depresión.No nos referimos a la expresión común de “estoy deprimido” que cada vez es más escuchada y se suele corresponder con un momento puntual de sentimiento de tristeza o decaimiento, sino con algo mucho más. Las personas que padecen depresión sufren una tristeza patológica, una falta de motivación e interés, irritabilidad, cansancio extremo, disminución de sus capacidades cognitivas, etc. Síntomas que afectan a su vida cotidiana en todos sus ámbitos.
Con todos los síntomas comentados anteriormente, hay personas que son capaces de esconderlos, dentro de la llamada “depresión encubierta”. Te puede estar ocurriendo a ti o a alguien de tu entorno y se puede llevar una vida aparente normal y/o funcional, con trabajo, familia, amistades, pero en la persona existen una serie de cambios, de indicadores silenciosos y muy sutiles para los que les rodean, que permiten su invisibilidad. Lo que la hace aún más peligrosa que cuando es visible, porque puede cronificarse debido a la ausencia de ayuda y de apoyo.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
SÍNTOMAS DEPRESIVOS ANÍMICOS:
Tristeza y miedos
Ansiedad
Sensación de vacío
Irritabilidad y nerviosismo
Sentimientos de soledad de desarraigo.
Sentimientos de abandono y/o de no ser querido/a
Embotamiento emocional; incapacidad para conectar con los sentimientos y dificultad para poder llorar.
Baja autoestima
Sentimiento de culpa
Disminución del deseo y la capacidad de disfrutar.
Pérdida de interés por hacer actividades que antes eran placenteras.
Pérdida de interés generalizada
Cansancio y falta de energía.
Alteraciones en la alimentación.
Falta de apetito.
Problemas del sueño: hipersomnia, insomnio, dificultades para conciliarlo, sueño interrumpido.
Dolores y molestias físicas, nauseas, estreñimiento, mareos.
Deterioro de las relaciones con los demás
Disminución del interés por la gente
Aislamiento afectivo.
Dificultades en el trabajo.
Déficit en la capacidad de concentrarse y a veces problemas de memoria.
Valoración negativa de casi todo
Pérdida de memoria.
Ideas sobre la muerte.
Pensamientos de autoreproche.
Pérdida de placer de realizar actividades que antes resultaban placenteras.
Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
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